
Cuando Julieta nació nos dijeron que tenía un soplo en el corazón y que era posible se cierre con el tiempo. Estuvimos haciéndole sus chequeos desde ese momento, hasta que la temida frase de su pediatra, cardiólogo y demás doctores llegó: ¨tenemos que operar¨. Si, Julie tenía que someterse a un cateterismo para que su desarrollo siga siendo normal.
Decidimos que fuera el 05 de enero de este año (si, hace menos de 20 días). Yo, mamá y psicóloga, no sabía cómo decirle, no sabía cómo proteger su emocionalidad ante semejante evento invasivo, es más, no sabía, cómo disminuir mi propia ansiedad ante posibles riesgos.
¿Y si algo falla? ¿si esta niña tan hermosa, inteligente y feliz era solo prestadita por 3 años y medio? ¿y si el miedo y la preocupación que veo tanto en familia y amigos cuando les cuento, tiene algo de realidad…y si? Estaba llena de y si´s.
Un día decidí matar este tipo de pensamientos, cada vez que inevitablemente rondaban mi cerebro. Y ¿cómo lo logré? Pues empecé a planear los días siguientes con ella. Nos compré unos zapatos igualitos y me dije: luego nos tomaremos fotos con ellos en un parque; le dije a sus profesoras que empezaría sus talleres de verano; le prometí que le haría una fiesta con toda su familia, entre otras promesas (que me guardo para mi).
Finalmente, todo esto, llegó acompañado de dos cosas que no esperaba pero que necesitaba: la contención del papá de Julieta y su genialidad al explicarle cómo serían las cosas.
Ya les había contado que Julieta, significa: ¨fuerte desde la raíz¨ y desde que nació le venimos diciendo que ella es una GUERRERA.
La explicación para Julieta (dada por su papá, mientras hasta yo me la iba creyendo) fue la siguiente: ¨Hijita, tú naciste siendo una guerrera, y como parte de ese crecimiento, ahora nos toca ir donde un doctor que te va a poner un refuerzo en tu corazón para que tengas cada día más fuerza y puedas cumplir con tu rol (esto no le pasa a muchas personas), papá y mamá, te van a acompañar en absolutamente todo este proceso, ¿te parece?¨
Los ojitos de mi pequeña de 3 años se iban abriendo invadidos por la aventura que viviríamos los tres. Obviamente le contamos todo lo que iba a pasar (al detalle) pues estamos seguros que esto ayuda a los niños, saber qué pasará te quita incertidumbre y te prepara mentalmente.
Si hoy me preguntan, cuál fue la peor parte, el antes, el durante o el después, diría que todas. Porque todas tienen un momento complicado, pero a modo de resumen, puedo decir, que JULIETA ES UNA GUERRERA.
Salió de esta y de la mejor manera. Como digo a modo de chiste a mis amigos y familia, si a mi me hubieran operado del corazón, yo aún estaría en mi cama quejándome. Ella quizo caminar al segundo día y al quinto ya estaba en todas.
Hace unos días la escuché contándole a alguien que quiere mucho qué le cerraron un huequito en el corazón. Y con eso me quedo.
El destino es tan maravilloso, que no solo le cerraron un huequito en el corazón a ella, sino a mi, a su papá. Esto nos unió más que nunca, cerrando a la velocidad de su recuperación una etapa dolorosa, caótica y compleja.
Ya no hay fugas, tenemos clarísimo cuál es el camino y el camino es el amor, por ella.