Chatín Alberto…

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El es mi papá, nunca lo llamo por su nombre, todos le dicen Tony, yo le digo Chatín Alberto (no se llama Alberto tampoco). Cuando alguien necesita algo, él y yo nos encargamos de salir a buscarlo y darle lo que podemos (sin que nadie se entere). Su corazón es más grande que su panza. Y si escribiera sus ocurrencias, saldría un libro más grande que Don Quijote de la Mancha.

Muchos dicen que la conexión con la madre es muy fuerte, que el instinto materno es superior a todo, etc. Yo puedo decir por experiencia, que es cierto. Pero la conexión con el padre también es igual de importante y espectacular.

Cuando tenía solo un año y medio me rompí el fémur, mi papá se había despedido de nosotras y estaba por Ventanilla rumbo a algún lugar fuera de lima. Cuando llegué a la clínica mi mamá escuchaba que una bebé gritaba: ¨papááááááááá, papááááááá¨, solo por curiosidad le preguntó al doctor, quién era esa bebé que gritaba y le dijo que era yo. Mi mamá no entendía porque no gritaba mamá 🙂 (tema aparte). Mi papi apareció cuarenta minutos después en casa de mi abuela, en una época en donde los celulares no existían, con cara de preocupación: ¨¿donde está Claudia?¨  le respondieron lo que había pasado y mi papá contó que mientras manejaba empezó a sentir una angustia brutal y escuchó que yo lo llamaba, inmediatamente después dio media vuelta. Ah, esa conexión es mejor que el celular, el chat y el whatsApp, ¿no?

La vez pasada estuve en una charla, en donde dijeron que nuestras almas antes de nacer escogen quienes serán nuestros padres. Yo definitivamente lo escogí a él y fue perfecto para mi, cumplió su misión en esta vida: ¨enseñarme con el ejemplo lo que es actuar con el corazón siendo totalmente auténtico y honesto con lo que se siente¨.

Obviamente, muchas veces metió la pata conmigo. Pero con el tiempo comprendí que no tengo nada que reprocharle, porque lo bueno que me da, supera por mucho lo anterior.

El siempre me pone de buen humor, él sin decirme mucho, me dice todo. El sin querer queriendo me hace recordar que todo va a estar bien. La vez pasada, había tomado un poco y le iba diciendo a todos sus verdades (si, ya saben, esas que se dicen solo cuando hay trago de por medio). Cuando me miró a mi, me dijo: ¨¿qué te puedo decir a ti pues hijita, si ya la cagaste?¨ Ambos nos abrazamos y empezamos a reír juntos. Siguió: ¨lo único que te puedo decir, es que la vida continúa y tenemos que seguir nomás, tú lo puedes todo¨. Obviamente se refería a mi separación (que hasta ahora no termina de procesar), sé que no lo entiende, pero está ahí para decirme que soy imperfecta, con todo el amor del mundo, pero que la vida sigue y que confía en mi.

Hoy me dio ganas de sentarme un ratito a escribir sobre él. Y poder escribir lo que bien dice el mensaje de la foto: ¨él, mi chatín Alberto, será siempre el rey de mi corazón¨.

¡Te adoro pá!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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