
Esta foto me la tomó mi gran amiga y fotógrafa Mary Carmen Tafur, en ella (no se ve) pero estaba embarazadísima, en mi panza revoloteaba mi traviesa Julieta.
Recuerdo que aquel día por lo único que realmente me preocupé en llevar a aquella sesión en la playa fue por mi nariz roja. ¿Por qué? Porque a través de ella he descubierto y explorado caminos hermosos, los cuales creía iban a ser vitales para recibir a mi bebé.
Decidí formarme como clown cuando estaba en el tercer ciclo de universidad estudiando Psicología. Patch Adams junto a Bola Roja iban a presentar por ese entonces una conferencia ahí mismo. Me inscribí y fui.
Quedé maravillada y en mi curso de Psicología de la Salud me pidieron hacer una entrevista a alguien relacionado con el tema. Inmediatamente pensé en la GRAN Wendy Ramos, quien feliz me recibió en la Bolita (ubicada en una casa blanca en Reducto por esa época). Recuerdo que mientras la escuchaba contar todas las historias vividas en el Hospital del Niño con sus pacientitos no podía dejar de pensar: ¨yo también quiero¨.
Al finalizar la entrevista llené una ficha de datos y sin pensarlo me inscribí en lo que sería no mi primer taller de clown, sino, la primera mirada a mi mundo interior. Existe definitivamente un antes y un después de ese taller para mi.
Todo lo puedo resumir con el siguiente ejemplo. Me tocó hacer un ejercicio con nariz y Wendy me pidió que cantara en ruso. Yo inmediatamente dije: ¨no, no hablo ruso¨. Wendy me dijo: ¨¿qué? ¿perdón? dijiste la palabra no¨. Yo asustada (era una regla no decir la palabra no, el clown tenía que aceptar la consigna). Después dije: ¨no, es que no va a salir bien porque no sé hablar ruso, quizá salga…¨ Wendy nuevamente me interrumpió y me dijo: ¨canta en ruso, tú sabes, vamos, te estoy esperando¨. A punto de miradas, ejercicios, exploración, inclusive llanto yo dejé de decir la temida palabra NO. Nada me era imposible.
Cuando me preguntan qué es el clown para mi, siempre respondo: ¨es ser yo elevada a la n potencia, en mi mayor nivel de vulnerabilidad y verdad¨. Exactamente igual a un niño.
Uno de los recuerdos más bonitos que tengo de esta época ocurrió en el primer viaje que hicimos con Patch Adams (y sus amigos del mundo) y Bola Roja, me tocó ir a Cusco. Mi primera intervención fue en un hospital y me tocó el área de madres en trabajo de parto. Recuerdo que Cayita, mi clown, se entregó tanto a la labor de parto junto a una mami, inhalando y exhalando que de pronto empezó a ver borroso, fue en ese momento que uno de los amigos de Patch me llevó hasta una silla, me tomaron la presión y tenía 7,6 (o algo así), claro en ese momento no pensaba en la altura, en la respiración, en nada. Me sacaron la nariz y me pusieron oxígeno, en eso, llegaron muchos amigos clowns de hospital, entre ellos Patch a hacerme burbujas, tocarme canciones y mil cosas lindas más. Inmediatamente se restableció mi presión y ahí entendí perfectamente de qué trataba el trabajo del clown de hospital. Hacer un acompañamiento al paciente según las necesidades, sintiendo y simplemente siendo, con el corazón abierto. Exactamente igual a ser madre.
Cuando Julieta, mi hija, tenía aproximadamente un año y medio, mientras jugábamos a algo loco que se le ocurrió, yo le dije sonriendo: ¨oye Julieta, ¿quién crees que soy yo ah¨ a lo que ella respondió: ¨ELLES UNA PAYASA GIANDE MAMI¨. Ese momento fue muy especial, pues sin haberme visto nunca como clown, en su manera de ver la vida siento que me vio como una cómplice de sus momentos, aquella que puede dejar de decir NO y sumergirse en la aventura y además aquella que puede acompañarla en sus procesos con el corazón abierto.
Este post, solo es un agradecimiento, a cada una de las personas, maestr@s de vida que se cruzaron en mi camino para entender que no hay mejor opción que ser uno mismo (a la ¨n¨ potencia).
Mamis y papis, traten de sacarse el NO a la hora de jugar con ellos. Aventúrense, a ver qué pasa, se los recomienda una PAYASA GIANDE.
