Al mejor estilo de los premios Oscar y el Miss Universo…

perfecciónMi abuela es uno de los seres humanos que más amo en este mundo. Cuando escribí mi primer artículo en una revista local se lo enseñé con mucha emoción. Abrí la revista en las dos páginas del artículo y ella rápidamente buscó mi nombre. Y en la esquina inferior derecha, al costado de mi nombre, había una foto mía de 5 x 3cms. fue entonces que mi abuela dijo: ¨hijita, pero en vez de poner tanta letra aquí (señalando el artículo) debieron haber puesto tu foto más grande y era suficiente¨. Y para variar arrancó una sonrisa en mi, porque cada vez que puede y con su amor infinito me recuerda algo que se me olvida con facilidad: ¨soy única, valiosa y perfecta simplemente por ser yo¨.

Entonces me pregunto, ¿por qué siempre nos auto saboteamos a nivel emocional? Hemos crecido en un mundo en donde la búsqueda de la perfección es el motor de muchas de nuestras conductas. Una vez una mamá en un taller en donde tratábamos ideas irracionales, hizo la siguiente confesión: ¨me he dado cuenta que yo no disfruto nada el cumpleaños de mi hija, me la paso sumamente estresada cuidando que todo salga perfecto, y todo lo hago para recibir el comentario final de los invitados: todo estuvo hermoso, todo salió perfecto, cuando realmente lo que va a recordar mi hija no es la decoración, los bocaditos o las sorpresas, sino cómo la pasó con su familia y amigos y yo debería estar feliz en ese recuerdo¨.

Creo que todos lo sabemos, nos lamentamos por eso, pero igual seguimos por aquel errático camino. Y lo compruebo cuando veo tantos post comentando con tanta alegría errores públicos como en el Miss Universo o la última gala de Los Oscar. Es como si celebráramos y gritáramos aliviados: ¡No todo es perfecto, no todo es perfecto! ¡Ya ven, la perfección no existe!

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Una de las capacidades que tenemos los seres humanos y que nos diferencian de los animales es la CONCIENCIA DE UNO MISMO. Gracias a esta conciencia, generamos juicios de valor que enfocados únicamente en nuestros aspectos negativos pueden llegar a afectar dramáticamente las estructuras psicológicas que nos mantienen sanos.

La capacidad de juzgarnos surge gradualmente en nuestra infancia, alrededor de los 4 años. Como hijos comenzamos a identificar las expectativas que tienen nuestros padres y a compararlas con nuestras propias habilidades.

Si ya leyeron hasta aquí, les pido que seamos conscientes de este tema con nuestros pequeños, porque cada día y de manera constante podríamos estar dejando de ver lo más importante: la construcción de ese amor incondicional por ser quienes son, con aciertos y fracasos o virtudes y defectos. Quitémosle esa carga pesada, ellos están construyendo su autoestima y vienen a este mundo a ser felices.

Es obvio, que tenemos que motivarlos para que hagan las cosas lo mejor posible. Pero ¿cómo aprendemos nosotros en la vida? Por ensayo y error, ¿verdad? Y aquí me atrevería a decir, que en mi vida he aprendido más del error que de otra cosa. Y es por eso, que como mamá psicóloga, pienso que si preparamos a nuestros hijos, dándoles todas las herramientas que se puedan para que logren sus objetivos, tendrán éxito en sus proyectos.

Pero que también es importante que en el camino pierdan, fracasen, no obtengan lo que quieren, se caigan, en ese momento los apoyaremos y contendremos. Pero lo que si debemos aplaudir  y expresar, es nuestro profundo reconocimiento cuando se levanten, cuando no se den por vencidos, cuando logren algo que se propusieron, cuando se esfuercen.

Una confesión: casi todo en la vida, me ha salido bien recién a la segunda. La vida se encargó de revolcarme las primeras veces (bien maleado), pero estoy agradecida con eso, porque ahora tengo mil historias que contar de cómo NO SE DEBEN HACER LAS COSAS, tengo mil formas de conectar con experiencias negativas que me cuenta la gente y de alguna manera puedo dar fe, que si uno se equivoca, pierde o fracasa, siempre se puede levantar.

Recuerden, lo importante no es el POR QUÉ (pasan las cosas) sino el PARA QUÉ (me están pasando).

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